miércoles, 28 de enero de 2009

Luz

- ¿Va a mostrármelo? – Preguntó la mujer
- Es lo que más quisiera yo… - Le respondió con un poco de resignación. Sentía el aliento de ella a escasos metros suyo - … pero sin luz…es casi imposible.
Todo estaba a oscuras, absolutamente todo.
- ¿Qué tema esto de los cortes de energía, no? – Repuso ella, luego del primer intervalo de silencio.
- ¡Sí!… ¡Sí! ¡Es increíble! En invierno comienzan con el gas, y en verano con la luz…
- Habrá que usar esas estufas a leña… esas viejas, ¿vio?
El hombre se quedó unos segundos callado. Luego gritó:
- ¡No puedo creerlo!
- Bueno… ¡No se enfade! Que me pone nerviosa a mí. Es mi primera vez ¿Sabe?
- ¡Sí! sí, la entiendo…igual, no pasa muy seguido…no se asuste.
- ¿Qué cosa Roberto?... ¿Puedo decirle Roberto, no?
- Y… en esta situación… ¿Qué le parece?
- Me parece que sí. – Dijo mientras las mejillas se le ruborizaban. Por suerte él no podía notarlo.
- Estem…le decía que esto no pasa muy seguido…
- ¡Ah! Lo del corte…
- ¡Claro!...
- Le confieso que yo tampoco puedo creerlo… tanta expectativa para nada. ¿Me cree si le digo que estuve soñando toda la semana con poder verlo?
- ¡Por supuesto que le creo! No es para menos…
- ¡Ay!- Se escuchó un sonido de palmas que se entrelazaban -… Si usted hubiera sido más despierto, traía una linterna…- El hombre se sintió derrotado con el comentario - …creo que voy a buscar a otro para que me lo muestre.
Se quedaron mudos los dos esta vez.
- Yo tenía una de esas estufas…
- ¿Cómo dice?
Preguntó desorientada.
- Esas estufas a leña. Yo vivía en el campo…
- ¡Qué hermoso que es el campo!...
- ¡Sí! ¡Sí!…Definitivamente…tuve una…
- …Aunque algo rutinario…
- ¡Sí!...
El hombre miró el reloj, en un gesto automático, sin pensar que en aquella oscuridad ni siquiera escucharía el tic tac de las agujas… tenía las pupilas tan dilatadas que asustaban.
- ¡Se me ha ocurrido una idea!
- ¿Cuál? – Preguntó con premura. Ahora estaba algo agitada.
-Yo podría describírselo. Aunque no lo vea…
- ¿Cómo dice?
- …Describírselo….es largo y ancho. ¿Sabe?... - Los labios femíneos no respondieron. ¿Se habrá ofendido? Pensó.
- ¿Describírmelo?... – Repitió un poco confundida -… Yo vine porque usted dijo que iba a mostrármelo.
El hombre movió los hombros hacia arriba.
- ¿Pero que culpa tengo yo de que hayan cortado la energía?
- ¡En eso tiene razón!
Una sonrisa espontánea y sincera tomó por asalto el rostro del individuo.
- ¡Jaja! Me hizo acordar a mi padre… me decía que yo siempre quería tener la razón….
- Yo ni me acuerdo del mío… ¡Bah! en realidad, murió antes que yo naciera.
El hombre se incomodó y se reprochó por haber sacado el tema. Las cosas no estaban marchando bien. ¿Y si echaba a perder todo?
- ¡Cuánto lo siento!… Sinceramente.
- ¡No! No lo sienta… creo que ni yo lo siento… era piloto de avión.
- ¿Se estrelló?
La mujer abrió los ojos en medio de la oscuridad.
- No, no, para nada. Murió envenenado por un amante de mi madre.
- ¿En serio me dice?
- ¡Pues claro!
- ¡Qué horror!
Un nuevo intervalo. Esta vez más largo que los anteriores.
- ¿Y bien?... ¿Se lo sigo describiendo?... – No esperó la respuesta -… es bastante sólido, muy cálido…
Y ella, que no aguantó más el circo montado, lo interrumpió con despecho.
- ¿Pero con qué fin?
- Y…eh… ¿No le interesa saber que tan grande es?
- Mmmmm…
- ¿No es el tamaño lo que más le importa?
- No siempre… no se crea. Eso es relativo.
Roberto calló. Luego repuso.
- Si es verdad… tiene razón.
- De nuevo con el tema de la razón…
- Si, de nuevo…
- Pero de la luz, ni noticias…disculpe, pero creo que me voy.
- ¡No! ¡No se vaya! ¡Por favor! – Y con desesperación le dijo - ¡Tóquelo!...
- ¿Tocarlo? ¿Pero que idea es esa?... – La mujer juntó las cejas - ¡No sé para que he venido!
- No se enoje Enriqueta…No se vaya, tóquelo.
- En absoluto… ¡Qué estupidez!
De repente y sin anunciarse las lamparitas que colgaban del techo se despertaron.
Enriqueta, entusiasmada, aprovechando la providencia divina de la empresa de electricidad, lo miró, lo observó, lo estudió, y hasta tuvo ganas de tocarlo…pero…
- ¿Sabe qué Roberto?
El hombre tragó saliva.
- No sólo es chiquito, y poco luminoso, sino que está lleno de humedad. Vaya a venderle un departamento a un ciego… ¡Hasta luego!

3 comentarios:

  1. Jajaja!! Buenísimo Gus!! No me esperaba ese final, jaja!! Me reí mucho! Un besooooo

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  2. Hola Gustav:
    Esperamos esos cuentos inéditos que nos tienes preparados!!
    Gracias por estar a la espectativa de los capítulos de "Propósito".
    Saludos

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